VERSIÓN LIBRE DE CAPERUCITA
Caperucita camina por el bosque tratando de encontrarse y de encontrar la solución. Fastidiada por las palabras del leñador, que la vive atormentando con la idea de que el lobo se la quiere deglutir. Así, mientras cavilaba que hacer, se encuentra con todos los animales del bosque que le gritan cosas a su paso. Ella con su hacer frágil, su coqueteo, cree que la están halagando y no se percata de la furia de los pobres animalitos, que están casi mas perdidos que ella. Los mira, y con su andar de princesa en decadencia, les dice que el lobo no podrá con ella, que no se entregara a sus deseos, que su fuerza de voluntad es más fuerte que todo el clásico olor de la naturaleza. Ellos la miran sin entender muy bien lo que les quiere comunicar, y caperucita sigue su camino con la frescura de quien no sabe muy bien en qué lugar esta posicionada. Descansa entre la bruma de sus desquicios y piensa en su príncipe azul, y los sueños la trasladan al mundo sin más responsabilidad que sus bellos recuerdos.
Pero de pronto hay fuego en el bosque, los árboles están ardiendo y los animales en plena corrida por el lugar en busca de seguridad, hacen sonar sus pequeñas uñas, es como un lamento continuo y profundo, llama la atención de las hormigas y de todos los insectos que alberga la selva.
El lobo agazapado aúlla de furia, esta como loco, se topa con las frescas flores y los fuertes olmos. En una mueca de desesperación llora y rebuzna en busca de consuelo, es que ella no lo entiende y el esta súper mal, esperanzado de ser el lobo malo que se come a caperucita y a cualquiera que se le parezca. La abuela no le gusta, a él le gusta tener carne fresca, además hay tantos otros lobos desesperados por lo mismo que se siente perseguido.
El tiempo se termina, los animales esperan respuestas y llaman a comenzar rápidamente la lucha, comerse a la niña que coquetea sin cesar con cualquier lobo siberiano o del norte o del sur. Ha comenzado la caza, ella corre en busca de un lugar seguro, el la persigue con furia y deseo, el descontrol es total. Así, los demás, están tan afanados en mirar, que salen y se aglomeran entre los verdes juncos, entre las aguas cristalinas. Ella llega sudando a la casa de la abuelita, y ahí supuestamente creé encontrar la solución, se viste de abuela y espera por él, que llega con la baba entre los colmillos, desafiante, pero al reconocer a quien no quiere comer, se agrava su bronca, se retira, ella recapacita y se pone su traje de roja ilusión, sale al portal de la casa justo para ver el espectáculo más estremecedor que nunca pensó ver. Vestida así de rojo carmesí, tal cual está el volcán que arde, con su lava que se extiende por las colinas y baja llegando hasta sus frágiles piernas, el azufre se siente penetrar hasta lo más recóndito del alma, y se ve allí llena de lodo, llena de lava, convertida en piedra.
La lluvia salvadora llega con furia, y el lobo que aúlla lejano corre, pero sabiendo que perdió a su presa se refugia entre las piedras toscas y encorvadas, allí, en su madriguera se siente seguro, busca entre su piel la sangre seca que rasca con violencia, sabe que perdió esta partida, como sabe que volverá al bosque en busca de revancha, ahora es preferible descansar de tantos altibajos a pesar de que huele cerca a los de su manada no quiere que lo encuentren, ni que le reprochen su debilidad, se acurruca en busca de una posición cómoda tratando de dormir hasta que pasen los que buscan su vida.
Ella mira como la lluvia cae sobre los arboles que se chamuscan de frio, apagando el fuego que quemaba sus viscosos troncos y sus hermosas hojas lustrosas… que ahora, brillan negras y mojadas, el volcán no sabe de lluvias reparadoras, solo conoce el poder de ser lava, de ser fuego, de ser el máximo poder de la tierra, y ruge, y se lamenta, prolonga su furia y canta una canción de horror, las criaturas vagan desorientadas, temerosas, sin poder encontrar el lugar adecuado para dejar su miedo.
Todo queda en las pupilas de caperucita como una muestra, como una consigna sin margen, ella comprende la majestuosidad del fenómeno, y cae en la cuenta que debe salvar su edén; y corre presurosa por el bosque, deshace las enredaderas que se anteponen a su paso, desafía al terrible volcán, al lobo, a la manada, al bosque, y deja su lamento recorrer en silencio el espacio, coronando así de fiesta la llanura.
Ve a sus criaturas volverse a mirar el sendero por donde ella camino antes de comprender, que el lobo no existe, que ella es la dueña de su caperuza, que es la reina del bosque y debe defenderlo de lobos virtuales, conmovida, siente que encontró la verdad , llora de felicidad sabiéndose ganadora de sus propias equivocaciones.
Así, el bosque es una muralla de sombras latentes que no quieren dejar de ser importantes, caperucita siente su fragilidad, sabiéndose fuerte, reconoce que debe ahondar sus ideas para conseguir que la vida del bosque siga perteneciéndole a ella, a su leyenda, sabe que el lobo ya no puede seguir siendo intolerante con sus manías.
Crece la fuerza en su interior, ya siente que su sangre roja como su capa, recorre su torrente sanguíneo. Sabe que si supera los escollos acumulados por su propia inoperancia, todo volverá a ser como antes, y ella será eternamente la caperucita roja que recorre el mundo, haciendo soñar a todos los que conocen su historia.
Me encanta la version libre de caperucita, me parece mucho mas ingeniosa y arriesgada que la original. Me gusta que te hagas conocer por el mundo. Besos ma.
ResponderEliminardesde mardel
Muy interesante el relato, la ilustración es tuya también?
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