Púrpura tu boca, tu alma roja carmesí Tu vestido de plumas, tus enaguas de algodón Se entremezclan con el estallido de tu corazón En tu rugir de mil tormentas está la esfera Que ilumina tu sur, tu espada de hierro candente. Tus ojos pardos y el mar a lo lejos Se insinúa voraz como ese grito audaz Que de tu garganta nace, y muere cuando parte el sol… Si lográramos caminar sin prisa Se puede encontrar el silencio. La claridad se obtiene de manera serena Los éxitos pueden ser pasajeros. También puede vivir eternamente En nuestra vida si somos sinceros y nobles Con nosotros y con los demás. El viento gira para leer mi mente me suspira emocionado se acerca a mi oído me susurra despacio los colores, y me eleva en sus brazos. Recorremos montañas, ríos Pradera y lagos escondidos. Somos dos grandes amantes unidos, en contemplación íntima Del mar, sus olas y sus especies. Juntamos ilusiones y sonidos musicales y al bajar al centro de la tierra, se acomoda su traje y me despid