CONFUSIÓN
La sala estaba en tinieblas solo navegaba la noche, ella no asistía a su pena se dejó fluir sin recuerdos. Se alejó de sus pesares, elevo su mente a la felicidad, no quiso saber de sombras acechando con placer. En la sala de azul lobreguez dormía el miedo aprisionado, sobre sus frías paredes corroídas yacía el rencor, la frustración. El silencio se confesaba callado, solo el reloj que nada entendía marcaba la hora atemperando, ese pequeño sueño al despertar. Sucedió como si el sol penetrara con sus rayos aquella oscuridad, dando su eterna luz al desencuentro, así rugió la voz consiente al recordar. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI