Pasando por la casa familiar, allí donde hay minutos de sueños, quizás horas o años de vida. Las flores y jardín se nutren de recuerdos, fragancias de aquellos días que juntos y unidos, por el barrio, juntábamos amaneceres. El tiempo voló con él, cómo granito de arena, los sueños despegaron abrazados al futuro distante. Hoy, que el tiempo bordo de colores los vientos, ya los pájaros se fueron anidar otros tiempos. Sé que nada se parece, imagino, el barrio, la casa y su esbeltez en la colina, con mi pluma, y mis recuerdos voy flotando en un ambiente de puntillas y tules, no sé si leerás esta carta, quizás, comprometida. Solo busco borrar aquellos días, claramente me llena de tristeza. En la tibia noche callejera, donde nadie dormía, ya no hay nada, no se escucha las voces jóvenes, ni el taladro y su música expansiva. No puedo detener este momento, me lo gritan las voces del recuerdo, me aluden tu dicho, y los nuestros, cada espacio que los ojos durmieron; ya no veremos juntos amanecer