Una canción se pierde en la nostálgica noche silente, suspiros que escapan soñolientos, indefensos, imaginarios, esos sueños vírgenes de la sangre enamorada se descorcha, y corre sin fresnos una marcha imparable de deseo y pasión. Manantial de esperanzas, realidad de sueños compartidos, replica de letras conocidas retumban en la piel interior, laberintos humeantes, sobre el terciopelo de esas bocas, ojos entornados de luciérnagas que dormitan y seducen. Luceros y estrellas mágicas, detenidas en su giro, para besar esas pupilas de trigo y amaranto, fuertes racimos de uvas disecadas en el fuego incontenible de esa boca que besa muchas otras, y al posar sus dulces labios, destila una nota morosa de pasión . Nota que seduce como una caricia lejana, amada, comprendida, nota cargada de melancolía , de halagos, de recuerdos coloridos, asombra empeñada en no morir obstaculizando el ayer que fue, asoma esperanzada a la vida, que la delata olvidada, tímida .