La noche mas larga de medianoche

Las olas se alborotan como un pez la luna se acentúa y brilla mas, un murmullo de estrellas acaparan esa danza que fluye desde el cielo. El mar es la llanura mas esquiva solo desea soltar sus criaturas en una esperanza de superación y asi volver olas sobre olas feliz. es un mundo distinto a todo lo visto ya que no todo humano lo tienen ahí muchas veces lo buscamos en el llanto que por su encanto se parece azul. todos somos criaturas animadas somos dulces, y tristonas mucho mas deseamos tener el mar tan cerca que nos olvidamos de sentir la piel. A-M-R

  ¿Qué será lo dispuesto No sé qué hay en el desierto, Solo Dios lo sabe Yo espero su respuesta. Sabemos del cielo azul De estrellas armoniosas De vidas muy piadosas, Sabemos mucho, mucho más. Espero este tiempo; Me regale otro tiempo Para poder aun, estar atenta. Lo que pido es posible Ya lo sé, porque creo Que Dios me estará viendo Desde su celeste cielo. A-M-R

  En la espesura del invierno el frio es enemigo, entre cielo y tierra nada queda. Solo un puente de hierro, y un camino de tierra infinito que sopla y sopla una batalla. Es un remolino azulino que desgaja árboles y destroza, que se hunde en la neblina cuando todo termina. Aparece un ángel blanco y te mira, te cuenta cosas que no entiendes te da la mano sonriente. Cada sueño es diferente en tu viaje le dice el ángel al destino, también le pregunta si le agrada serlo. El puente se mueve diferente la calle se llena de polvillo, el destino no sabe nada, solo espera reconocer su camino. A-M-R

  El silencio en la aureola de la lengua se queda esperando una palabra, la que al llegar insinúa salir a versar, y se queda detenida sin articular ni una. Es que la nostalgia atravesó su bosque sin hallar en su tierra un lugar sano, puro para dejar su voz corretear en sus ramas, y se queda quieta dormida en la comisura de sus labios... Nada llega para calmar su sed de emociones, para sellar su tiempo. Se ha quedado entre plantas, y aves como una diosa perdida. como un ángel sin guardia, sin estrellas, sin la noche y su luna brillante. Sucumbió a su pena. Un lagarto despierta en silencio, y persigue su sombra. Una rana que salta en las piedras y surge juguetona en su entorno. Y la voz no aparece en escena, ha perdido su encanto, ha perdido su tiempo. Aunque sabe seguro, que aún, lo domina en lo oscuro, ya que brilla la luz de esperanza en su nido. Y que tiene en su vida otro seguro, que llenara de luz esa voz que no dice nada. Ese silencio atragantado entre dos mundos