(QUIÉN PODRÁ CREERLO)
Las formas nos atraviesan y los mitos nos dejan con dudas. Sobre la tierra habitan las luciérnagas y las bestias vestidas de tules. Hay un mundo incierto, otra vida, aquella que desconocemos, pero que por las noches buscamos ansiosos de que exista y nos cobije. Hay un tiempo de dicha, de sabores compartidos, de amaneceres soñados, creador de místicos sueños que siempre nos regresa a la felicidad que se nos escapó, pero nunca es la misma, hay otras parecidas, no iguales. Las puertas entornadas, silencios, y aquel reflejo propio que un día dejamos sin volver a mirar, tristes, desilusionados. El ardiente tiempo que paso se fue consumiendo solo y olvidado, la lluvia se encargó del último carbón rebelde, ahora hay vientos que susurran, que gimen y rondan los tiempos y los perforan hasta el fin. Borboteando el agua cae, y nadie la escucha. El duende duerme en la cornisa pescando estrellas de colores. Los jazmines se llenan de gotas cristalinas, y guardan para sí el secreto de la vida. Nadi