DISLOCADO CUADRO
Telas que se mueven al embeleso del pincel más dislocado, que surcan sus fibras con pasión y ardor desmembrando blancas orillas que no se ven por el solo hecho de estar fijadas a la madera que navega plácidamente su recinto inmaculado. Centros que brillan con ojos de mariposas, de halcón… de un diminuto cascabel que gira rebelde tratando de centrarse para elevar su lengua que envenena salpicando de verdoso amarillo la tela que se retuerce para no quedar plagada de su néctar mortal. Pinturas acuarelas que salpican sin medir la distancia de cada expresión, de cada dimensión, colores fríos por momentos cargado de ungüentos, metamorfosis que tiñe de oscuro un principio sin final un olvido sin recuerdos. Ya no pinta el que sabe su tela tratar, pinta quien puede a su celda llegar, arrancando sus pesares, sus días, sus ayeres, pinta quien sabe de cosas que no saben otras, pincel que destrona al pintor mas avezado porque es la tela que lo llama a crecer.