UN INSTANTE
En el andén quedaron mis pasos colgados del tren, mientras me alejaba llevando en mi túnica el perfume de tu piel, envolviendo la atmósfera de recuerdos y placer. Nada quedaba atrás sólo el viento que corría en tu búsqueda, y la noche que negra en su cubierta sonreía como una mágica reina del tiempo. El tiempo que escapaba de esos instantes inolvidables y perenne en mi alma. La velocidad del tren junto al viento transmitían notas de fantasías que golpeaban suavemente sobre las personas que dormitaban, mientras la música evaporaba sensaciones en mi sueño. Nada parecía ser más hermoso y placentero que esos momentos únicos que repiqueteaba en todo mi ser, como una campana de ensueños y vida. Cuando el tren dejó de marchar desperté sabiéndome sola en medio de un mundo indiferente, sabiendo que ya no vería la luz de tus ojos, ni sentiría tu voz hablándome en versos. Al descender una nueva historia se prendía como abrojo a mi piel trayéndome nuevamente a la realidad que por un instante deje