DURAZNOS INDIGESTOS
Ella está cansada de comer duraznos indigestos, cansada de hacer fiestas locas muy cansada… De escuchar ruidos sin música, de soñar con violines. Quizás podría recuperar Aún… La cordura desquiciada del ser que sale directo al mundo. Pero no puede hacerlo, no puede, no, ni sabe. Son tantas amargas letanías; en su sofá de nubes se ve… Demasiada vacía de besos y compañía. Tan cansada va, que se tira de su cama en busca de la loza oscura. Ya no quiere más de nada… Solo descansar de su agonía, a la orilla de su desventura, de su crueldad para con ella. Grita y se descompone sobre el muro helado para calmar su locura. Quiere salir de la tempestad, de la noche eterna que la hiere, grita... basta, basta… No sabe escuchar su corazón que muere solo. Alessandrini María Del Rosario