SUBE EL FUEGO
Cuando anochece, hay risas de alcoba, capullos en flor que rugen, alojando ardientes su néctar. Trasparente se acomoda en mi cama esa luz desatada. Desvanecidos labios suplican besos húmedos. El viento flota a la deriva, dos almas se entremezclan como dos gotas perdidas en un mar turbulento. Llega la calma sin estar permitida, se interna entre el alba, el roció. Entre tú y mi almohada, flotan aromas y brillos. Se avecina el cristal matutino, viene seguro a su nidal. ¡Tú que miras! Yo que beso, tú que amas, entrelazados sube el fuego