La noche mas larga de medianoche

Desnuda, transparente, mínima Ardiente, en el amanecer dorado La arena de la playa ágil Me acaricia, con lágrimas de miel Desnuda atravieso, ríos, mares Se desliza el paisaje del atardecer El viento cruza su fuerza en mi piel Quedo a la deriva muy junto a ti Desnuda, envuelta en mil deseos Tiemblo al presentir tus caricias Tu nombre resuena dentro de mí Con la fuerza de un gladiador Estas ahí, se derrumba el silencio Y piel con piel, abren en surco Imágenes que flotas en la orilla Desvanecemos de placer y amor

Una pequeña rana que todas las mañanas al despertar soñaba con un lago profundo más allá de su mundo. Quería conocer una nueva vida, un nuevo amanecer, ella... la soñadora cantaba a toda hora su himno al amor. Su príncipe lejano que conociera un día la letra le dicto así, pasando el día saltando despacito a su meta llego. Como nos gustaría saltar también de alegría y llegar a la isla, aquella tan lejana, que como esta rana nos concedió el amor. Será que ya los saltos no los damos tan altos… ya nos abandono, probemos despacito uno por cada año, veremos que en antaño fuimos mejores ranas, saltando los escollos descalzos en un pie.

Vagaba bajo la lluvia entre cuerpos, desnuda una figura azul sin nombre ni sueños con su soberbia, mi tiempo y mis recuerdos, me despierta embriagada bajo el cielo gris. Floto en vigilia y regreso a la vida que esta ahí, junto a tus manos, a tu piel húmeda, sueño ya no puedo más en este viaje sin fin. Te siento mío, único, somos cuerpos atrapados, bajo el agua que nos adormece febril, entre la hierba y tulipanes blancos. Y un cielo eterno de sensaciones, entre lirios y caracolas imaginarias palabras que fluyen encadenadas,y ardientes, tormentosas entre su savia coronadas de orquídeas rojas.

Siéntate a mi lado, quiero platicar contigo, como tantas noches solos, en tanto olvidos. Quedarte a mi lado, hoy me falta el aire se me va, la vida se me va, el mañana. Estamos extraviados ¿será por los años? de caminar juntos, sobre el mismo sendero que el tiempo desgarra. Ven descansa no tengas cuidado yo sabré arrullarte, no sentirás olvido tú me cargaras en andas y con viento en popa encontraremos mares y ríos. Y veremos nacer de nuevo el día trascenderá legítimo en nuestros corazones imágenes y sonidos. Te acurrucare a mi costado salvaremos los miedos amigo. ©medianoche

Hoy corrí sobre nubes de fuego para alcanzar al viento salí desde mi interior ardiendo en llamaradas fecunda. Hoy fui una más en el tiempo que volvió desde el silencio a ser palabra de miradas ausentes, para ellos, para que siempre sean flores perennes. Que nunca mueran las distancias que al llegar la noche puedan volar sus almas, en busca del recuerdo, del amor fugitivo que se marcho lejos tras el dios del tiempo. Dejando en su huida solo lamentos y dolor en el alma, soledad, agonía y la memoria derramada en llagas, enredada de fríos recuerdos. ©medianoche

Tus manos impacientes naufragan en mi piel pinceladas engarzadas en el amor anhelado. El amor crece junto al deseo retumba en el pecho se despierta el instinto entre besos y caricias. Es una delicia tibia un delirio frenético una inspiración del corazón ansias de sentirnos. Adormecidos sin aliento casi hasta el placer se fundieron nuestros cuerpos inigualable e infinita pasión. ©medianoche

Se refleja en mí ser, tu cuerpo se dibuja en mis pupilas, vibra mi corazón intensamente, atraviesa mi alma y mi piel. Fluye delicado e intenso, sin fin, como una sombra fresca, sensual, sutil, armonizando con tu desnudes en este amanecer casi perfecto. Te siento exaltado, manso, viril con tu postura en el lecho, que se define rebosante de vida, pleno de vitalidad, deseable. Tu intensa mirada penetra con fuerza muy dentro de mí, acariciándome sin pausa, una sensación suave y cálida, produce nuestro encuentro, apagándose lentamente en acción ©medianoche

Naturalmente sin apuro, el silencio se instalo. El sonido fue tan fuerte, que la bailarina, desencantada floto. Dejando perlas, que el viento desparramo dejando… un crudo vientre oscuro. Apacible la sangre nutrida de amor, como una calandria, canto sobre tu nombre. La lluvia se cuajo y el viento lengüeteo, y la luna playera rodando sin parar miro. Como la sombra latía sin color ardía en tu piel, de roble y carbón. Así… dejando herido el nido, sin calor bajo la duna, un saltamontes lo regó de miel. Y la calcinada oscuridad nació de golpe, creció en llamaras, vomito su turbia vos. Y se callaron los silencios, un deseo surgió avasallando todo el universo, en un descuido que costo más que un mundo azul. ©medianoche