Aquella tarde primaveral te vi llegar con tu atuendo de hombre pasional, de mirarte, me enamore de tu andar, tu figura robusta, tu caminar, nadie imagina cuánto deseo despertó, tú presencia, tu estilo, tu estampa de hombre sensual. Sin razón, sin objeción, en tus brazos caí, en tu regazo como una flor me deshoje, en esos ojos negros me vi desfallecer, en tu piel canela, ardiente me cobije. La pasión desbordó liberada, y fuimos ambos fósforos en la rivera de la música. El amor junto al deseo despertó, por un sendero apasionado nos llevo. A la hora de la luna se presentó el descontrol, y entre las hojas de su luz, pintamos su belleza de ardiente fuego, naciendo en poesía... A-M-R
Un gran momento que no todos saben descubrir ni disfrutar.
ResponderEliminarYo creo en el amor, y en las Hadas.
Mi beso
Fuerte y sensual poema.
ResponderEliminarLa urgencia del amor.
Bien escrito.
Un abrazo.
Y es tan contagioso que el mismo polen reparte mas amor.
ResponderEliminarUn abrazo Amiga.
El despertar de la primavera hace florecer el amor, va pintando corazones y cuando la noche nace bajo su magia arden de pasión.
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Medianoche, lindos colores adornan esa gran pasión de amor...y como no...de color rojo...¡Bello!
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu poesía deja el corazón abierto a las imágenes que recreas en cada verso. Mi aplauso.
ResponderEliminarmariarosa
Imprégnate de ese maravilloso amor y vuela a las estrellas.
ResponderEliminarPrecioso...
Un abrazo
Dulce fiebre.
ResponderEliminarArdiente y sin cura alguna.
Besos.