ETERNOS NAVEGANTES
En un manzano, un gusano verde corre presuroso sobre los arboles enredado. La voz mujer, ¡yo El sol cayendo bravo sobre los montes. Migajas de comprensión, ¡donde fuiste a mirar que no miraste! Hoy somos aquellos reprochados y eternos navegantes. Siempre distantes con una copa más en la muralla, y un sol ardiente. El rostro de la vida indiferente, extrañados los dos sin palabras… nos contemplamos. Místicas ideas carcajean, y el agua corre tras la suerte con el murmullo claro del vidente... Alessandrini María del Rosario