Balcón de Ostras
Hay fuego en el alma, deserto del infierno al letargo del tiempo enterrando el lastre. Hay fuego en los ojos en la piel, en las alas desplegadas sin garras, que esperan sus sueños invernados. Hay fuego en la mirada que se quedo prendida del momento más triste, venciendo a los secuaces infernales. Hay fuego en cada rama del ciruelo, su fruto se agiganta como un confite del pecado mostrando su nostalgia. Hay fuego en la brizna alojado violentando la rosa delicada, y ligera, en el jardín balcón de ostras descocadas. La llama se eleva turbia, arde el pasado junto al presente, son dos huellas infinitas que se consumen. La tempestad aguarda alucinada. La luz decae, el mar embravecido clama, mas el fruto explota en palabras de siglos. Se consume el fuego, se viste el pasado, el presente se desnuda frente al hoy. el fuego alineado se repite en un espejo asombrado,y se estrella invisible. en su hoguera azulada.