llega la calma del alma,
que aguarda que la contenga
con palabras y guiñadas.
Un cielo que en la distancia
va tejiendo esperanzas,
al hombre que lo perturba
los días cuando no hay calma.
En la distancia se aprecia
un mundo extraño en lo alto,
el corazón que bombea
entiende que esta pasando.
Sabe que somos criaturas
que soñamos con los ángeles,
que esperamos ese día
que no entiende pero intuye.
Ver la noche floreciendo
ver amanecer en calma,
la mañana que nos ciñe
de esperanza y de saña.
Comprender que somos necios
no valorar lo que ansiamos,
es muy triste lo que hacemos
y lo que dejamos de hacer...
Alessandrini María del Rosario







