Se fue extinguiendo
en su garganta,
el sonido agónico de su alma.
Perdió el sentido de su existir,
en la marea de sus aguas,
al amanecer nació su canción.
Un manantial de flores redondas,
y fugaces, formo la corona de espuma,
coronando el instante final.
Un espacio abrió sus puertas de colores,
fracciono las lágrimas en tiempo,
esgrimiendo una espada al viento.
La tormenta de sensaciones resurgió,
en sus venas corrió la sangre,
en su alma nació la vida eterna...
Alessandrini María del Rosario
