Algo
extraño y trémulo se posa en la neblina gris
con certeza
de masa fantasmal avanza,
cuando se
disipe su negra figura
se detendrá
solitaria en la mañana,
se asomaran
las hojas pálidas que van cayendo.
El otoño se
acerca, el sol se aleja,
las
calderas van aflojando su consumo
y el tiempo
evasivo atraviesa la flanja azul,
mientras el
pétalo muere sin consistencia al final de la luna,
en busca de
profundas primaveras.
Arabescos
de colores pálidos, transitorios
que el
viento lame en su sueño poético,
otoño de
colores cristalinos, mojados, desertores
que vagan
en los caminos buscando la pasión
del invierno
frío, merecedor de noches y candilejas.
Verano, al
partir tu estela se completa de roció,
se moja tu
cintura de nostalgias buscando un nuevo día,
estremeces
de olvido, tu figura abrazas en tu llama.
Ya volverás
a ser aquel sonante orquestando tus diamantes,
que en los
días asemejan a millares de flores transparentes.
