INSOMNIO
Solo una llave de plomo y un fusil,
quebrantaron el silencio de la noche en la triste soledad de aquella oscuridad
mortal, donde residía la mujer que nunca encontró su rostro en los sueños del
tiempo.
Un sonido brotó de la nada más
impenetrable, así comprendió que su castigo nunca terminaría.
Buscando el recuerdo de un tiempo ya
lejano, pudo saber que jamás pidió escribir su destino; nunca repitió el mismo
soplo, tenía muchas diferencias con el modo de vida de aquella ciudad donde
vivía. El fusil ardía de óxido permanente de una historia perversa.
Tampoco entendía esa nostalgia que
crecía y estallaba en su garganta, la jaula la tenía maniatada, solo un
resplandor de luz se extendía sobre su rostro bello aún.
La llave la tenía en su poder desde
hace muchas décadas, pero nunca atino a salir al pasillo misterioso, donde
renacía un brote colorido de burbujeando vida...
Alessandrini María del Rosario
Muy bien escrito.
ResponderEliminarCuántas jaulas...
Hay insomnios como éstos de tus letras...
ResponderEliminarUn abrazo.
Insomnio y duda, en un bonito texto. Abrazos
ResponderEliminarAlguien que nunca vivió plenamente y al.fin ciega su vida ...son muchos los miedos que de la vida mas de las veces a alguna le cuesta trascender...las peores jaulas son las propias quese imponen y no permitirse vivir la.vida con todo lo.que significa de aciertos y errores
ResponderEliminarEs que a veces el misterio o lo que se pueda encontrar al abrir una puerta, impide la decisión aunque uno se encuentre enjaulado.
ResponderEliminarMetáfora de algunas vidas, que me gustó mucho.
Un abrazo M. Rosario.
Solo tenía que abrir la jaula, que a veces tanto miedo nos da. Muy bueno ese insomnio. Abrazos.
ResponderEliminarAleccionantes versos, para que las mujeres no sigan siendo calandrias enjauladas. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuy bien reflejado el insomnio y las dudas. Hay quienes no pueden salir al pasillo, hay quienes que sí. La fuerza es interna, ojalá nadie se quedara sin salir.
ResponderEliminarAbrazo.
Somos nuestros propios carceleros. Y estamos felices de serlo.
ResponderEliminarSaludos,
J.