Aquella tarde primaveral te vi llegar con tu atuendo de hombre pasional, de mirarte, me enamore de tu andar, tu figura robusta, tu caminar, nadie imagina cuánto deseo despertó, tú presencia, tu estilo, tu estampa de hombre sensual. Sin razón, sin objeción, en tus brazos caí, en tu regazo como una flor me deshoje, en esos ojos negros me vi desfallecer, en tu piel canela, ardiente me cobije. La pasión desbordó liberada, y fuimos ambos fósforos en la rivera de la música. El amor junto al deseo despertó, por un sendero apasionado nos llevo. A la hora de la luna se presentó el descontrol, y entre las hojas de su luz, pintamos su belleza de ardiente fuego, naciendo en poesía... A-M-R
detrás de cada tormenta, siempre hay un amanecer de sol.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que el sol ilumine a tu protagonista y le de fuerzas.
ResponderEliminarAbrazo.
¡Menos mal que ha sido devuelta a la vida!
ResponderEliminarBien.
Salu2.
que bonito escribes
ResponderEliminar...El sol iluminó mis días
ResponderEliminarse insertó en mis tejidos,
devolviéndome a la vida...
Bellos y esperanzadores versos!
Abrazos..
Hola Rosario, un nuevo amanecer llegará con el vendrá el radiante sol. Para que ese frío que sentimos en el alma se acabe, cuando lo reemplazamos por la grandeza del amor. Ese amor siempre está ahí, esperándonos, como el sol siempre brilla detrás de las nubes grises, confiando en que sabremos ver las nubes con compasión y paciencia, pues están ahí para enseñarnos un paisaje diferente, para después volver a iluminar nuestro camino.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo.
Siempre está el sol, aunque a veces las nubes o tormentas no nos dejen verlo, por eso debemos mantener siempre la esperanza viva, hasta que la tormenta termine, un abrazo
ResponderEliminarme gusta mucho como escribes
ResponderEliminarUnos versos y una imagen, llenas de dignidad.
ResponderEliminarsOlares,
sOmos.
Versos llenos de luz y esperanza, Beso
ResponderEliminarRenacer, todos renacemos en cada segundo que respiramos y expiramos...
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