Las doradas lágrimas escapan tibias
sin perturbar pestañas doloridas
en remolinos bajan rozando sueños
moviéndose sin paz sobre los labios,
como transeúntes chapoteando agua
las gotas abundantes y horizontales
se permiten navegar sin un suspiro
nadie las detiene son volátiles, frágiles
y traen consigo mieles y recuerdos.
No se detienen con la prisa del mañana
ni buscan someterse a las penas vanas,
libres se nutren de su mismo amor
se humedecen de locas alegrías y de nubes,
de aquellos tormentos bajo la luna indiferente.
Cuando se ven corriendo por los pómulos
se mezclan emociones, talentos y jolgorios,
ellas fluyen separadas y a la vez juntas
no le temen al qué dirán, ni si se mueren.
Saben a dónde irán cuando al fin descansen
se guían por el color del firmamento,
acompañan su baile con los brillos resaltantes
de ser tan bellas, y claras como el agua.
ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO










