SILENCIO
El silencio despegó sin prisa, se instaló en su garganta busco refugio. Dejando en su lengua una llamarada, un convento de formas y versos indiscretos. Y se dejó caer en su interior, roció los órganos, Las vísceras de aturdimiento. Luego ascendió como un pájaro a su nido, miro sus pupilas azulinas, descarto sus sombras negras, Y se marchó bañado De aquel casi azul agua… Alessandrini María del Rosario