SALVAJE
Rojo fuego es su veneno Que arde allí sereno Que fluye como en enero Palpitante como el lucero. Camina, se arrastra, gime Es una voz desgarrarte, Calcina los labios al besar Deshace tormentas negras. Es un remolino de fuerza Un brote de mil pulgadas Un abanico que enhebra Energía en la piel, del el alma. Carcome la razón, sin razón Elimina la sed, con pasión, Es un salvaje, corrupto amor Se vende al mejor postor. Se alquila, se nutre de odio Evaporando de su perfil la paz, Es un engreído comerciante. Que la gente se aparte, puede Que al volver la cabeza, se convierta En un caracol de carbón y lava. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI