SOBREVUELAN ALMAS
Plegado tu corazón a mis deseos te desordenó tus sueños, ataco con mis fusiles de nubes rojas mientras la razón enloquece. Ambos luchamos sin vencernos con esas armas de piel, de celos. Con besos que se enredan en los ojos que se transfieren a los labios, los dos estamos abrazados bajo un cielo combativo que nos secunda sin respetar la sombra, que en soledad se arrastra en su propio movimiento. Y así la lucha no frena nuestros deseos entre las llamas nos consumimos. El mar, la tierra y el espacio no nos amparan estamos solos en esta lucha, agazapados sin ver, ni sentir, ni escuchar reproches, estamos fundidos en un horno de pasión. Estamos más que bien, somos dos llamas que unidas en la lucha se pierden en la eternidad. Como dos cometas que jamás se separaran… ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO