HOY
Hoy, me detengo al borde del deseo, que me arrastra sin conciencia a tu piel canela, a tus ojos coronados de fuego y deseo. Hoy, más que nunca te dejo latir sin medida, te estrujo el corazón, te arrastro dócilmente al final del túnel embriagador, donde las caricias escapan violentando la razón, dejando a su paso un remolino de placer, que no ha de parar nunca.