Cuando sin mirar y ocioso dejó el hogar, nadie pensó qué propósitos lo alejaron tan apresurado por los pasillos de la vida, no se veía lógico su comportamiento, sus excusas sonaron huecas, vacías, se notaba un cambio rotundo, un giro temerario, él fue siempre todo dulzura, un ser muy especial, lleno de vida y humor. Tan pronto desapareció del pueblo, todo perdió encanto y colorido, el brillo del poblado se fue tras de su partida como si fuera su aura, lejanos y perdidos quedaron los paisanos, su mujer que ardió de fiebre por largos días, desapareció como él. La desgracia emprendió un vuelo artístico sobre los amigos, fue un desafío, una catarata que duró varios días, destruyó las almas de quienes lo amaban, fue desbastador. Los jóvenes perdieron sus colores... rostros grises, saqueados, sin fuerzas, cosas muy extrañas pasaron. El pánico entró por la puerta grande y llenó de miedo el lugar, nada respondía a sus mandos, el pueblo dejó de ser habitable, la noche quedó eclipsada como una