CIELO DORADO
Un día colgué mis sábanas al sol, desconociendo tu mirada. Sin comprender tu voz planeaba en mi ventana, allí pude entender lo mucho que me amabas, la sinfonía calaba mis entrañas, como si mi sabana bailarina secaba su nostalgia entre tus ojos cielo dorado. Acunando mis sueños, di paso a mi pasado repleto de añoranza, di lugar a tus lágrimas, espacio a mi recuerdo entrañable. El sol danzó en la sabana, tus ojos y mis ojos revivieron... Alessandrini María del Rosario