La noche mas larga de medianoche

Tú aroma respiro profundo me sacia los sentidos, me deshoja, me ciño a tu cuerpo de hombre tus caricias me sumergen en tu río. Soy como una hoja al viento mi llanuras sobre vuelas, tiemblas tiemblo, somos pequeñas criaturas que sueñan absolutas y eternas. En este lago de ensueños, de cielos las huellas se van formando de pasión, nos consume la llama del amor y es el soplo de viento quien nos da vida. Floreciendo bajo la luna en aromas, libres como el silencio que nos mece, libres para comenzar el vuelo estelar con el sonido murmurando del amanecer. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI

Tu pensamiento acude alocado cuando me sientes engarzada a tu costado como tu Eva del pasado. Yo percibo tu sueño siento tus manos cálidas trémula tu alma Me acaricia fugas tu magia, me invitas a soñar tus placeres en este abanico de colores donde la niebla nos dibuja coloreando la pasión que nos abraza. Cual hiedra me sujeto a tu piel a tu febril entrega; al despertar un pimpollo de rosa despliega sus pétalos sobre mi cuerpo. La brisa se contagiada de amor cómplice de él me dejó tu mensaje, del pecho me nace temblando un dulce himno al amor.  MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.

Piensa de otra manera, recurre a tu juventud sana desata tus elementos tu pintura, tus versos son bellos y delicados, acompañados con tu carisma tú puedes hacer más, por ti, por ellos por mí. Si quisieras formarías un mundo delicioso, floreciente, perfumado. no pienses en aquello malo lo que se fue no regresará tú lo sabes y ellos también. Aprovecha, regala fantasías orgullo, risas y cantos. Cambia tu cara, y tus ojos brillaran, serán dos luceros, dos destellos, tu mirada perforara el misterio será una forma evidente de cambio. La vida premiará tu existencia, y la de tantos otros a quienes le llevaras tu saber, ama y serás amado. Alessandrini María del Rosario

Las estrellas nos guían vigilando el andar, pero tu no las miras solo vas dormido sobre el azar. Una luna que brilla escarbando en la noche me dedica su luz, en mi insomnio, donde todos se duerme sin mis ojos. El jardín a preñado su fruto rosado es la flor del amor más radiante, que se oculta y se muestra a mi lado. Como todo aquí ha cambiado de un soplo no he podido esquivar tus halagos, así fue que te reencuentro al final con los ojos tan claros y amados... Alessandrini María del Rosario

Lo dice el árbol en sus raíces lo canta el jilguero al atardecer lo muestran las nubes en su ropaje, hay que saber comprender. El leñador no sabe su camino deja el machete sobre una flor, el desolado nada comprende solo ve su triste situación. Si al mundo le sacamos su rumbo cuál será el que correrá con su voz, quienes pondrán un nido entre los juncos a qué montaña iremos a llorar. Se cuecen habas y otras yerbas solo el ingrato nada percibe en la luz, es tan oscura su noción de vida es tan cruel en su aspiración. Volvamos a soñar con una margarita deshojando entre los dedos del amor dejemos el martillo y la guillotina marchemos a construir un mundo mejor. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.

En la penumbra que se retira pronta, la luz brota se eleva tu alma. Está a oscuras como lo está la noche. nada es más frío que despertar hambriento luego de un tiempo allí en el olvido. Si fueras ángel serias estela desparramando humos detrás del viento, remolinos y tiempos. En la esquina en penumbras se te olvido danzar murió la música, y luego nació el espacio dejando violines de amiantos. Al despertar del sueño fuiste esclavo y mensajero al dormir tantos años nadie recuerda tu canto, ni tu voz se escucha, son tantos ojos, y tantos miedos que ejecutan tu nombre en la penumbra… Pasó  el tiempo de oscuridad la vida te nombro, rompe  tus cadenas roídas elevo tu saber. Desaparecida la penumbra que te asistía, ¡todo fue luz! Alessandrini María del Rosario

OJOS DE NÁCAR Me reflejo en el mirlo en la miel de sus ojos, un ruiseñor airoso me repite su canto y voy entre ese coro de ojos y destellos, de sueños y miradas de lunas armoniosas, que ilumina la noche con gotas de rocío. Sublime y celestial cuajadas nubes asoman la lluvia se aproxima con locas esperanzas, entre la brisa estéril. Mientras el limbo espera las rosas nacaradas, un sueño se hace eco la verdad no lastima. Y así el cielo se puebla de tantas amapolas colores de ensueños palpitan en la luna. Que redonda se asoma con sus ojos de nácar, a iluminar senderos mientras besa su mar. Alessandrini María del Rosario