La noche mas larga de medianoche

La vida es beber mientras sientes el agua caer, es soñar entre los campos verdes, y la tierra ardiente. La vida es danzar al viento, mientras la lluvia moja tu cuerpo deslizándose ebria al amanecer. La vida es el sol que se derrama besando tu rostro enamorado de su luz, es como ver la serena luna hablándote en la noche viajera y sonámbula. Como el mar hambriento de olas, plagando sus aguas del más bello espectáculo para el navegante que ama sus costas, y sus criaturas. Un cielo con sus magníficas pinturas naturales, nubes coloreadas, estelas de estrellas nocturnas que cruzan volando tierra y mar, bajo un cielo que nos cubre con su manto de protección tan bello, la vida es mucho, mucho más. La vida es un carrusel de inimaginables momentos revestida de naturaleza, es como cada uno de nosotros, es más bella aún de lo que creemos ver, sentir, y vivir lo natural, es inquieta, otras veces insoportables como una tormenta en ebullición, es la música del alma que nos nutre con su esencia pura,...

Hoy, ya no lastima tu figura en la foto no se ve tú andar, en el gris de tu mirada no está en tus cabellos sin movimiento sólo encuentro un momento, cuando en primavera florecías como las flores de la ribera. Hoy, veo en tus labios ebrios, tu boca que me besa largamente, siento un remolino danzando en mi piel que despierta hambrienta. Hoy, quisiera regresar a tiempo reencontrar el momento febril cuando en las plazoletas del barrio, buscábamos un rincón para amarnos, tejíamos ilusiones mirando la luna mientras el viento compañero de aventuras hilaba nuestros sueños, mostrándonos un nido entre las finas copas de los árboles. Hoy, te miro en la foto y te sigo amando porque sé que tú, haces lo mismo, y ese hilo oculto entre el papel nos une, por un pasillo secreto donde juntos reiniciamos la vida, y la juventud eterna de nuestras fotos...

Me dejaste ir cuando brillaba, cuando mi juventud se estrechaba de ausencias en las noches, cuando los días cristalizaban mi agonía. Me dejaste ir cuando era flor primorosa cuando aún podía amar, cuando mi sentir junto a la belleza corrían parejas. Me dejaste ir sola, por ese sendero de espinas corriendo implacable tras tus huellas, me dejaste ir... Ahora en tu vivir buscas mi juventud pasada, esa ya no soy sólo queda hoy una imagen de ayer. Es mi madurez que te dice no cuando no encuentra las palabras sueltas, que me representen en aquel ayer donde me perdí.

Nada importa más nada es imposible, mi garganta clama la niebla se esconde. Susúrrame tu miel tatuándome el alma ciñéndome el corazón con un lazo infranqueable que despierta mi íntima lágrima. Mis deseos, mis anhelos explotando mí pétalo rastreando mis huellas mi razón y locura. La fragancia de mi jardín que tus dedos pintan en un vaivén dislocado bajo la profundidad de mis poros delicados de mis sentir anulado. Sé que latir es mi destino mi inspiración, mi locura mi creación es tu pasión, ahora unidos venceremos los miedos de los días de las noches oscuras, en la claridad del amor.

Un regalo, un regalo del cielo que un ángel me cedió, fue la sorpresa más bella que Dios me concedió. Un poema muy puro, muy blanco fue su luz, que dejó en mi alma una bella canción. Fue  un sueño esperado un mensaje formado con letras de amor. Lo tengo en mi libro abierto en mi corazón. Allí se comporta, hay paz lo conservo, y será para siempre nadie puede impedirlo, fue un regalo de Dios. Reinar con El, implica ya no esperar que Dios calme la tormenta, es ordenarle a la tormenta que se calma.

Saciarse del cariño prestado desgranando ilusiones, un paréntesis entre el olvido y la realidad de sentir y expresar alegría y humor. Tantos años sin luz  tantas horas sin ver más allá del camino recorrido y pesado, a un sendero plagado de rumores con estrellas fulgurantes que al bajar me iluminan de destellos, es haber conquistado el mas allá. El tiempo se detiene en tus manos y mis ojos errantes te bendicen esperando sea por una eternidad, y si no puede ser que se quede plasmado en mi sangre tu imagen, y me deje dormir en tus manos por siempre.

Prisionera  en la cápsula de tus luceros en las esferas candentes me consumo mientras el humo se repite de volutas. La realidad se parece a tu indiferencia ¡Qué paradoja verme tan cerca! así… frente a miles de personas que disfrutan. Las canciones repiquetean sin descanso los ojos de otros muchos brillan de sol y mi malla amarilla no se distingue en la arena. Muchos frutos cosechan los que buscan una cena con su amada entre picadas y juegos, los colores desandan como hormigas los niños se queman al sol abandonados y todos van corriendo de la mano al fresco mar. Heladeros, salchicheros gritan sus mercaderías y tú siguen haciendo jueguitos al viento marino mirándome sin verme yo te sigo deseando. Cuando al paso otros ojos me acarician me pierdo de los tuyos e inconsciente me voy tras de la loca carrera de miradas lascivas, ojos más ojos y corazón, y osadía… Te abandono como a un niño en la carpa luzco mi malla amarilla con otra roja fuego,...