La noche mas larga de medianoche

Agua clara dentro de tus ojos que brillan como dos luceros escondidos. Como la lluvia temprana que cae desvanecida, así,  tu piel de trigo absorbe y se nutre de  las algas de mi vida. Tus ojos claros alojan en su iris ese amor transparente, que el mar desnudo te dejo penetrar aquella noche. Cuando tus lágrimas desafiaron la tormenta desquiciada, de algunos envidiosos queriendo corroer tu alma. Pero no sucumbiste a esas fuerzas tenebrosas, fuiste fuerte olmo entre las palmas bravas. Y nos unimos entre cielo y mar, junto a la lluvia  de lágrimas.

Dentro de mi retina quedo tu figura cautiva. Mis pupilas amarrillas entibian tu cuerpo. Dentro de mí siento, escucho suaves melodías, me haces bien. Mi alma canta tu corazón no miente estas presente. Me haces bien, se refleja en la brisa luna el fulgor de tus ojos, que trepan hasta mi boca. Profundo se refleja en tu alma disipando las nubes. Casi sin tiempo. se que será para siempre. Tú. Mi alto Faro En El mundo.

Vienes hambriento Tu piel palpita Desnudo entre las sobras De tu copa. El alcohol se pierde Entre las luces amarillas, Tu voz espesa despereza Nombrándome. Estamos aislados El humo nos seduce Buscándonos se muestra Como vapor. Queríamos encontrar Esa pieza faltante Pero se rasgo el velo Y solo obtuvimos hambre.

. La feria está de moda hay luciérnagas esquivas fantasmas descosidos, en cada mesa luce una pieza de color, un remolino. Me agasaja el tintero con su clara letra despistada. Me ataca un tigre azul que margarita la diosa rosa dejo abandonado en un rincón. La feria tiene de todo hay políticos rotos de telas, aullando frenéticamente por un palo de golf viejo, es una especie de arma para pelotitas que no corren. Hay tabletas de naftalina caracoles y golosinas. Un piano despide su ronroneo como un gato mestizo descuartizado  en plena plaza. Hay un gaucho guitarrero que con su sombrero recoge monedas para alimentar a sus vecinos que mueren de hambre en un país tan rico. Es una feria de chantas y atorrantes, pero la fiesta empezó hace mucho, nadie  deja de danzar, en medio está  la tela, vamos a seguir así,  cuanto más amigos, dejemos  que la feria se apague como  una cerilla terminada, sin resto, comencemos a tejer el suét...

Despertar en movimientos nocturnos, en aleteos de sueños profundos, permitiendo el roce de la vida llegar con un suspiro saber que aún estas. Descalabrada la noche se aleja vacía, su espectro se marcho tras el horizonte, será una tregua quizás, hasta mañana cuando las primeras sombras atrapen. La nocturna noche se hará presente con sus fantasmas y prole crecientes, sus caricias, sus susurros nos dormirán drogados de éxtasis, y de sueños vital. Andaremos sendas nunca recorridas, lugares extraños, personas diferentes, buscaremos asirnos al nuevo día que cae con los ojos tardíos de rosas y espinas. Tardaremos una eternidad salir airosos sin perder el control saludable al despertar, nuestros párpados temblando de ansiedad buscaran succionar la luz primera del amanecer. El esplendor de día será nuestra salvación, la claridad se prenderá como racimos de perlas, veremos el amanecer con su fantástica hermosura Volveremos una vez más a ser vida que sueña. .

Melancolías contra ayeres   contra mareas. Todavía me miran tus ojos de cristales. Escalando voy a tu encuentro éntra la luna por mis lágrimas, deslizándose suavemente llega a tus ojos. Mil pañuelos blancos revolotean sobre tu rostro junto a tus venas. Me ves reír, me ves llorar, la alegría es nuestra, el sabor de la esperanza nos rodea. Inquebrantable hechizo de amantes clandestinos, entrega noble   duplicándonos de vida.

Cuando anochece, hay risas de alcoba, capullos en flor que rugen, alojando ardientes su néctar. Trasparente se acomoda en mi cama esa luz desatada. Desvanecidos labios suplican besos húmedos. El viento flota a la deriva, dos almas se entremezclan como dos gotas perdidas en un mar turbulento. Llega la calma sin estar permitida, se interna entre el alba, el roció. Entre tú y mi almohada, flotan aromas y brillos. Se avecina el cristal matutino, viene seguro a su nidal. ¡Tú que miras! Yo que beso, tú que amas, entrelazados sube el fuego