Me desperté,
el viento silbaba
en su suspiro
traía una maleta
de corales, y alegrías.
El silbato de tren
quebró mis cavilaciones,
la canción del viento
se pobló de voces,
de palabras
cristalinas.
Invadiendo la noche
de torbellino,
de flores secas.
Me desperté
invisible en ese cuarto,
se llenó de perfume
con estrellas de plata.
La noche cálida
me sumerge en su vorágine,
me entrega a su fiesta,
me descuelga una estrella
y me ofrece su perfume.
Se disfraza de luna
me guiñe un ojo negro.
Se tira en picada
en mi plato de papel.
Me escribe un verso
delicioso en la sombra
de mis parpados.
Alessandrini María del Rosario






