
Oye mujer; vendedora de manzanas, que tu paso por mi casa me deja con sabor a flor,
quieres dejar en mi puerta tu cosecha, que yo feliz al sentir olor en la piel de la manzana me quede tal vez, y así te pueda tener infinita y lejana
mira mujer, que te veo de la noche a la mañana con tu cesto de manzanas, y se me eriza la piel,
que tu perfume, mezcla de jazmín, durazno, y manzano en la pradera en mi corazón abrió un gran ojo de néctar para ti,
mira mujer, que si siento lo que siento por ti, las manzanas son testigos que sí, que muy dentro estas tú,
veras que yo, no quisiera molestarte, pero mi corazón arde... y piel sabor a ti siento ya,
que lo que quiero, es que me mires y verás que soy tu parte sentirás que estás, tengo seca la garganta
de mirar, siempre pasas por mi escalera rumbo a tu casa, se que tú, no escuchas como gime mi corazón,
no sientes ese temblor que tengo hoy, ni reconoces al amor... que eso soy.
Mira que tú, eres todo lo que veo pasar desde mi ventana, nada más pasaría por acá,
soy solo un pobre y pintoresco recuerdo, soy la madera de un manzano que ayer otra niña como tú me vio crecer,
Y hoy, el perfume se confunde con tu piel, y mí pasado... esta marcado como fuego en la madera que tu ves.