REPRODUCCIÓN
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La cola para tomar taxi era extensa, agobiante. Las personas estaban inquietas, malhumoradas, permanecían estudiándose unos a otros, muchos relataban su secretos sin temor alguno, se molestaban verbalmente.
El caos de ese día se tornó triste e irascible por momentos. La lluvia golpeaba a los peatones que entraban rápidamente a refugiarse en el mismo lugar donde muchas personas esperaban para salir, el viento flotaba sobre el escenario dantesco del pobre recolector de basura.
Lágrimas y momentos desagradables. Parecía un mercado de pulgas donde todos con todos, buscaban algo diferente para expresar su alegría o descontento.
Allí estaba una parte de la vida juntando penas, y repartiendo aullidos. Paseándose con las personas que desesperaban por un coche de alquiler que otro le arrebatara instantes antes.
El ruido infernal de los truenos dejaban oír solo aquello que se presentía con el oído de la percepción, muchos optaban por abrir su paragua y echarse andar en medio del río que crecía más y más por esas calles sucias y ataviadas de hombres.
El mundo se convirtió en un pequeño reducto, donde había mucho por ver y hacer, y mucho por abandonar.
Cuando todo término, y el agua se retiró, las personas también se marcharon, solo quedo la huella del olvido nadando ese rio para otra vez.
Publicado 11th Noviembre 2012 por medianoche
La cola para tomar taxi era extensa, agobiante. Las personas estaban inquietas, malhumoradas, permanecían estudiándose unos a otros, muchos relataban su secretos sin temor alguno, se molestaban verbalmente.
El caos de ese día se tornó triste e irascible por momentos. La lluvia golpeaba a los peatones que entraban rápidamente a refugiarse en el mismo lugar donde muchas personas esperaban para salir, el viento flotaba sobre el escenario dantesco del pobre recolector de basura.
Lágrimas y momentos desagradables. Parecía un mercado de pulgas donde todos con todos, buscaban algo diferente para expresar su alegría o descontento.
Allí estaba una parte de la vida juntando penas, y repartiendo aullidos. Paseándose con las personas que desesperaban por un coche de alquiler que otro le arrebatara instantes antes.
El ruido infernal de los truenos dejaban oír solo aquello que se presentía con el oído de la percepción, muchos optaban por abrir su paragua y echarse andar en medio del río que crecía más y más por esas calles sucias y ataviadas de hombres.
El mundo se convirtió en un pequeño reducto, donde había mucho por ver y hacer, y mucho por abandonar.
Cuando todo término, y el agua se retiró, las personas también se marcharon, solo quedo la huella del olvido nadando ese rio para otra vez.
Publicado 11th Noviembre 2012 por medianoche
Si estamos aglomerados hay problemas de convivencia, pero la soledad es también dura.
ResponderEliminarUn instante, una vivencia...
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces el mundo es un lugar demasiado grande y uno se siente demasiado pequeño. Lo raro en esos momentos es no sentirse fuera de lugar...
ResponderEliminarMe ha encantado lo de: Allí estaba una parte de la vida juntando penas, y repartiendo aullidos.
Interesante relato con el que contagias esa angustia e incertidumbre de las personas en esa situación al no poder coger el medio de transporte.
ResponderEliminarMe ha gustado la frase del final: solo quedó la huella del olvido nadando ese río para otra vez.
Un abrazo M. del Rosario, y buena semana.
Que bonito relato Rosario. La lluvia y la gente; es la vida que pasa.
ResponderEliminarmariarosa
Rosario., es un interesante relato, cuantas veces hemos pasado por situaciones similares, que parece que todo va a revés Cuando las cosas se ponen difíciles, comenzamos a ver el mundo como una conspiración en contra nuestra. Lo cierto es que siempre va a haber obstáculos en nuestras vidas, ningún marinero se hizo experto en aguas tranquilas.
ResponderEliminarUn calido abrazo!
Qué bien lo has descrito.Da angustia saber que esto puede haber pasado y pasar de nuevo.Las aglomeraciones me asustan bastante.
ResponderEliminarBesucos
Gó
Buenos días María del rosario , un relato muy bueno y bien descrito , como describes las sensaciones de todas esas personas cuando están esperando un taxi , en un día o noche de perros , se percibe la angustia y el mal estar , me a gustado mucho te deseo un feliz fin de semana , saludos de flor.
ResponderEliminarAmiga, me encanta cuando durante un relato se descubren pasajes bellamente logrados, profundos en sentido real y también metafórico. Me impactó aquello de "mucho por ver y hacer, y mucho por abandonar". Y también el gran remate final... "solo quedo la huella del olvido nadando ese rio para otra vez".
ResponderEliminarFantástico, te felicito.
Las aglomeraciones de las grades ciudades agobia, pero estamos tan acostumbrados a ello, que cuando te faltan parece que hasta lo echas de menos.
ResponderEliminarBesos.