"POR SIEMPRE"
Los años van pasando como brisa mañanera, y aquel recuerdo aún se acuna en lo profundo del corazón.
La noche yacía acomodada sobre el cielo claro, coronado de estrellas, con su luna cargada de brillo; en mí recorrían mil pensamientos, momentos del ayer juntos. Mientras apresuraba mi paso luciendo en mi corazón una luz creciente que me llevaba directo a aquellos tiempos florecientes de juventud.
Aunque el tiempo tenga su propia ley, los recuerdos viven la suyos. Y una vez más me acompañaron en la travesía poblada de vida.
Hay un mundo que crece, hay un amor que fluye en los olvidos. En el albergue aquel, un castaño movía sus bellas hojas saludando al nuevo día, mientras en mis pupilas tu rostro me sonreía. Sé, que me gustaría recostarme en el tronco de ese bello árbol, justo en tus brazos como lo hacíamos cada vez que pasábamos una noche juntos; al llegar a este lugar me di cuenta lo mucho que te amaba, ¡qué te amé!, mis pasos siguieron esa senda, aún no se en que momento tu recuerdo me transformo, la sed de ti en intensidad, que no pude resistir la tentación de vernos como antes. Calle abajo deje a mi actual pareja, ni un segundo dude cuando supe que estaría cerca de tus ojos, de tu mirada traviesa, de tus brazos que me rodeaban dejándome sin aliento.
No está bien lo que trato de hacer aunque solo sea recordarte, ¡no!, ya paso el momento, ya el fuego se extinguió, somos adultos comprometidos con la vida que creamos al dejarnos, aun así, el pensamiento me rodeo, me embarcó en un mundo de sueños, me cegó dejando que mis labios te nombraran, que mi cuerpo y corazón te desearan...
Amor, ¡qué lejos estas!, he de callar los silencios que rodean nuestras vidas, he de pedir a la tierra ardiente que nos reconozca una vez más, para apaciguar este deseo que va floreciendo en mí, sin que nada pueda hacer para despojarme de los tuyos.
El árbol se mece de emoción, y nuestras figuras apoyadas en su tronco se besan con la pasión de la juventud, ese llamado, ese amor único e inolvidable que vivirá en mí.
Abandono el lugar dejando atrás el pasado, mientras en mi corazón se renueva una y otra vez, por siempre...
Sueños lejanos
de aquel árbol tan seco
en gran silencio
Firma: María del Rosario Alessandrini
La noche yacía acomodada sobre el cielo claro, coronado de estrellas, con su luna cargada de brillo; en mí recorrían mil pensamientos, momentos del ayer juntos. Mientras apresuraba mi paso luciendo en mi corazón una luz creciente que me llevaba directo a aquellos tiempos florecientes de juventud.
Aunque el tiempo tenga su propia ley, los recuerdos viven la suyos. Y una vez más me acompañaron en la travesía poblada de vida.
Hay un mundo que crece, hay un amor que fluye en los olvidos. En el albergue aquel, un castaño movía sus bellas hojas saludando al nuevo día, mientras en mis pupilas tu rostro me sonreía. Sé, que me gustaría recostarme en el tronco de ese bello árbol, justo en tus brazos como lo hacíamos cada vez que pasábamos una noche juntos; al llegar a este lugar me di cuenta lo mucho que te amaba, ¡qué te amé!, mis pasos siguieron esa senda, aún no se en que momento tu recuerdo me transformo, la sed de ti en intensidad, que no pude resistir la tentación de vernos como antes. Calle abajo deje a mi actual pareja, ni un segundo dude cuando supe que estaría cerca de tus ojos, de tu mirada traviesa, de tus brazos que me rodeaban dejándome sin aliento.
No está bien lo que trato de hacer aunque solo sea recordarte, ¡no!, ya paso el momento, ya el fuego se extinguió, somos adultos comprometidos con la vida que creamos al dejarnos, aun así, el pensamiento me rodeo, me embarcó en un mundo de sueños, me cegó dejando que mis labios te nombraran, que mi cuerpo y corazón te desearan...
Amor, ¡qué lejos estas!, he de callar los silencios que rodean nuestras vidas, he de pedir a la tierra ardiente que nos reconozca una vez más, para apaciguar este deseo que va floreciendo en mí, sin que nada pueda hacer para despojarme de los tuyos.
El árbol se mece de emoción, y nuestras figuras apoyadas en su tronco se besan con la pasión de la juventud, ese llamado, ese amor único e inolvidable que vivirá en mí.
Abandono el lugar dejando atrás el pasado, mientras en mi corazón se renueva una y otra vez, por siempre...
Sueños lejanos
de aquel árbol tan seco
en gran silencio
Firma: María del Rosario Alessandrini
El amor de juventud siempre pervive. Un beso.
ResponderEliminarEs ley de vida...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por compartir, tienes un don al escribir, tus palabras llegan y eso es muy valioso
ResponderEliminar...Y el corazón reconoce al amor que se impregna dentro de el, cuando esto pasa no podemos ordenarle, nos dejamos llevar por esa sinrazón, el amor es realmente ciego, sordo y mudo....
ResponderEliminarQué bonito lo has escrito!!Y es que el pasado tiene un tono que no se puede olvidar,ya sea por feliz o amargo,está ahí como experiencia de vida.
ResponderEliminarBesucos
Gó
Cuánto puede un árbol provocar en el verso la nostalgia de un amor que fue y no fue. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarGracias a esos amores vamos creciendo...ahora se reconoce al pie del árbol lo bueno que fue amar...con ello nada es seco
ResponderEliminartodo se revive y fluye
dando mejor lumbre y sentirse viva de saber que se ha sabido bien amar...
besos.