entre copos de nubes,
la noche acompaña su sueño.
Ruinas y fantasmas en la hoja
que la brisa acumula,
junto a la cigarra amorosa.
El árbol en su letargo cruje
añorando las alas veraniegas
que se acomodan en su sabia.
La primavera llego presta,
el sol tan libre recorre regalando
su brillo, su reflejo de fuego y alma.
Sin su presencia no hay colores,
ni amapolas girando en los ciruelos,
ni rosas, ni tiernos cristales de roció.
Así en la tierra susurran deslumbrante
sus astros como pájaros en vuelo, y
en la muralla de la noche se detienen.







