La noche mas larga de medianoche

Se quedo en mi piel sellada, retazos de tu piel. La conciencia me reclama tus suspiros, tus besos, tu amor. Descubrí  lo imposible, ya no te puedo contemplar como en aquel tiempo violeta de sueños. Solo en mi oasis existe tu nombre, esa claridad  que corre por el laberinto  de mis pensamientos.

Existe, sí… lo puedo sentir, viene telepáticamente increíble presencia emocional. De un ayer no lejano, su sonido vibra claro como el rumor del agua. Brilla en la lejanía esa gota de roció magistral, musical. Es un gran estallido como un coro de grillos, que me trae la corriente en este amanecer.

HUBO UN DÍA Hubo un día, en el que alguien vino a mí y comprendí, que era el principio de algo único. Hubo un día que unos ojos me miraron y pude verme en ellos. Hubo un día que sentí que realmente me querían. Hubo un día que ví el verdadero sentido de la vida. Hubo un día que sentí la alegría de poder querer sin tiempos, ni medidas. Hubo un día en que no precisé de palabras para que me entendieran. Hubo un día en el que estuve seguro de haber encontrado el amor. Que suerte, que ese día sea el día de hoy. BEN AL-HAZIM

Mírame otra vez y dime donde quedo nuestra historia encantadora quizás se perdió en el límite del universo. Voy muriendo ayúdame a escapar del pasado sálvame de la triste realidad. La agonía consume mis sentidos mis temores anudan, duelen golpean, aturden arrebatándome la ilusión en mil pedazos. Mírame otra vez y dime porque mi alma grita desesperada en la mitad del silencio y se pierde en la oscura noche embriagada y nostálgica. Mírame otra vez y dime es tan profunda la herida que agota mis emociones y me insinúa vertiginosa un encuentro con la soledad.

Se caen los recuerdos el aire gime su desconsuelo estéril. Alrededor del ombligo una tonalidad marina recreándose insomnes en la orilla de tu piel. Apretando hojas, palabras y versos se caen los recuerdos. Al margen encontramos la catedral prolongando el ayer exhausto, y los abrazos prohibidos evaporados se deslizan por la cornisa, eclipsando los sueños de recuerdos paridos.

Los minutos son fríos ligeros y pícaros, pasan como saetas. segundos inquietos, ni se verifican cuando corren, su dirección es de luz. así el tiempo aprovecha, marcha y marcha sin parar, nada lo detiene, el tiene sus mensajeros que lo ayudan a girar.

Me despiertas con lluvia,  mi cuerpo seducido te abraza, y mi memoria dormida prendiéndose a tu pasión. Un volcán en erupción, una hoguera encendida, dilatada, vivía frágil y veloz en tus ojos dorados. En tu cuerpo melodioso, en tu alma prestada, esos pétalos rojos que florecen cuando vienes a verme. Es otra piel de lobo, otro rasgo de entrega, una ilusión en mi pecho  mendiga cena de adiós.