EN LA COLINA DE TU BOCA
En la colina de tu boca me dormí oscilaba entre quejidos encendidos de amor, no quería descender de tan cómodo estar. Tu silueta gallarda caminaba suspendida de mis sueños enganchada a tu piel descansaba tomando tu tiempo, tu voz. Escucharte hablar de amor fue un premio que me concedió tu corazón deseoso de felicidad, como dos avispados despertamos. Que bello momento acaricie en la brisa que furtiva me dejaba su melaza, su dulce fresco, su encantador viento, los dos correteamos por la gramilla sin importarnos nada más que ser felices.