
Despertar la noche
en su nostalgia,
trepar sobre la luna
en su vientre de diosa
dibujando caminos
de hojas caídas y tibias
con latidos de estrellas
y ramas del sol naciente.
Hay huellas de pasos, otros,
que se derramaron fugaces,
cuando al caminar sonoros
iluminaron la espuma azul.
Embriagada blanca y eterna
luce la luna, su vestido dorado
el cielo oscuro la embellece
y la noche le da su majestad.





