Estática la oscuridad
mece nieblas
que nacen
de aquel tiempo
entre la lluvia
y el viento.
Ronronea la palabra
sin razón, se agrietan
ojos milenarios,
ojos vencidos,
del tiempo fuerte
del tiempo duende
donde luceros
encendían bocas,
apagando voces
que dormitaban
en su lengua extraña,
uniendo paladar
y músculo infatigable
girando de día, de noche
aún en descanso
permanece funcionando
y los sueños muerden
ayeres y futuros…
mientras la niebla
se cristaliza...






