Tu boca suave,
tus ansias
crecientes
buscan un hospedaje
en mi labios
rojos,
mi piel y tu piel
en bríos urgentes,
sedientos
navegan
con velas
de alientos,
con cada caricia,
provoca
estados
de esclavos hambrientos,
buscando en el viento
retener el tiempo.
La clave es la huella
de este amor
eterno
de luz y de sombras,
que en noches de luna
regamos
con la fantasía.
Allí
nuestros pasos
se extienden
sin temor alguno,
floreciendo en ecos
mil latidos
únicos.






