Me rozaste con tus ojos al pasar por mi ventana
yo que de ti esperaba una flor bien abonada,
te descubro picaflor en mis noches otoñales,
amandote de madrugada en tu briza abrigada.
Tú volaste piloteando tu corcel de alas nocturnas
en el fondo de mi cielo descubriste un paisaje,
tus alas acartonadas grandes escenas pintaron,
evidente gesto, tu deseo de ser ángel y poeta.
Aun los besos no llegan, están disueltos en colores
navegan por el espacio en una sutil espera,
no sabes pequeño hombre sin tus besos yo me muero.
Una suave melodía suena de tu arpa ardiente
es un gemido vibrante que alude con el paisaje
es tu misterioso amor, un oasis de placeres.
Tú recreas para mis ojos esa figura bravía,
es mi iris un espejo reflejando tu hombría
los tormentos de mi alma son los mismos
que tu cuerpo voluptuoso todo purpura,
toda espiga que muy rubia va naciendo,
desatino de belleza te descubro en mi cielo,
en este otoño las hojas crujen tu nombre en la espera
endulzando cada día esa desmesurada magia,
es tu alma una hoja que el viento mece a su antojo.