UN JUEGO MÁS
Quiere evadirse del silencio tormentoso, pero cruel como un gato sarnoso el tiempo no le permite volar, ni caminar, ni olvidar la oscuridad. Se queda en la torre negra. La sangre se deteriora sobre su cuerpo, el viento la desparrama y solo atina a nombrarla, casi sin voz, es un sollozo entrecortado. La ansiedad en un cumulo misterioso que lo empobrece aún más, y su razón muere, como está haciéndolo su corazón. La brisa sacudida por la compasión cruza sobre su frente un poco de frescura, lo anima, lo revive, lo estimula, logrando hacer que suba sus manos, que tome esa copa rubia, que la beba y sienta es su interior como va entrando la paz a raudales por su cuerpo maltrecho. No vacila, hace lo que siente y cumple con su promesa de morir sin volver a pedir un tiempo más. La recompensa se la lleva el poderoso el solo deja su sangre descompuesta como una pirueta del destino que jugando al tira y afloja le gano la partida. ALESSANDRINI MARIA DEL ROSARIO DERECHOS RESERVADOS