La noche mas larga de medianoche

Estamos embriagados, palpitantes saciándonos de pasión, alocadas nuestras bocas se deslizan sobre la tibia piel que enardece. Somos dos locos de amor, y solos, que en silencio surcamos mares y ríos recostados en las costillas del amanecer que ardiente fluctúa, en cada gota de miel que desliza su luz. Soñamos como dos adolescentes, estamos flotando,  anhelantes, en la tibieza refrescante que nos une, en el jardín dorado de la ilusión, florecemos creando y buscando más. Más del  amor, más del sol, más de la luz... que se propague como el viento, que se divida en  el aliento la pasión y el amor... en toda la especie humana, somos dos copias que se distribuyen. En medio del loco devenir de la vida, en medio de tantas almas sin nombre, sin esperanzas, sin fe, si lo más mínimo. El amor que une al ser debe existir y no morir en cada anochecer de dolor.

Esas golondrinas azuladas, hoy ya no son aquellas de mí pasado... ...Tampoco los árboles me saludan como antes: hoy los contemplo con esperanza. Las golondrinas, aún indómitas cruzan el cielo en constante vuelo. Siempre será un mundo nuevo y distinto mi andar, bajo el mismo cielo ...pero en cada tiempo pasado y discontinuo ellas rasgaron mis silencios, y en mis latidos igual que ayer, susurran nostalgias mis más queridos.

             Es la locura rapaz Se lleva todo en el tiempo Rasgando, segando. Quizás el loco es cuerdo Porque se parece bastante, Será un gusano gris Que camina sin prisa Pero escribe con tiza. Como en la niñez Cuando la inocencia Desconocía esta ciencia De la que hablamos. En este carrusel subimos todos, Luego algunos se ganan la llave ¿Será la misma? Que al crecer sacamos Sin tener una ranura en la mente, Quizás regresando Al tiempo aquel Encontremos esas razones Que hoy no sabemos Discernir.  La cordura, la locura son hermanas Nacieron ayer del mismo vientre, Y se cruzan en los pasillos Desconociéndose. Que mal estamos Sin poder recordar a nuestro Hermano.

El cántaro sé lleno de agua clara purificando el momento con besos y caricias… de entrega. La cálida brisa cruzando la piel llevando un nuevo amor en su interior, recorrió la soledad, respiro amor. Desnudo su nostalgia vistiéndola de nuevas primaveras. Descoció el letargo que amalgamaba su existencia como un collar de fuego, fue antes y después, fue oscuridad y luz como el agua se lleno de vida.

Aquel adiós fue el fin más desgarrador de nuestras vidas, no sabría explicar porque lastimó tanto ese surco que abrieron nuestras lágrimas, triturando el silencio, perforando el corazón que aún latiendo se apagó, languideciendo entre besos y caricias. Fuimos aquellos jovenzuelos apasionados, llenos de esperanza, de vida, de ilusiones. Hoy vencidos como aquel árbol que nos cobijo en los mejores tiempos de sueños y amor, estamos en la senda transitada, la misma que nos anuncio el fin, evaporando todo, disfrazando el destino de espinas en la piel profundamente, invadiendo  tu cuerpo y el mío. Solo sombras acampan en los recuerdos, naufragando sin un perfil definido de aquel ayer aguerrido.

Luchar para encontrar una bella fotografía de la naturaleza que sabia se queja del poder del ser humano, pero que su natural sinfónica nos ama aunque preservemos su aislado movimiento en la tierra, que también es natural, bella sensual y agradecida. Los seres parlantes no sabemos agradecer, somos orgullosos, mentirosos y tomamos todo sin pedir ni respetar. Por eso la luna me hablo anoche cuando se coló en mi cama, me sedujo lo que me susurró. Hoy despierta me miro al espejo y me veo estrella, luna, árbol, sol y ser humano. Quiero volar, quiero nadar, ir a la profundidad del infinito mar, recrearme con sus peces grandes, chicos y hermosos, sus corales, sus almejas. Quiero ver las montañas cuando amanece... pero allí, en la cima junto al sol. Quiero desnudarme frente al mundo como un ser más de la naturaleza porque es así, todos podemos hacerlo, porque nacimos desnudos y andaremos desnudos por la vida. Aunque unas blancas o coloridas telas nos tapen aquello que Dios diseño