UN DÍA
La salida fue sensacional, media rara nos gastamos todo el dinero del abuelo comprando pavadas en la feria gitana en la plaza bailamos con los niños mientras el barrilete subía más y más, los chicos del frente gritaban pavadas y el ruido de los automóviles nos aturden. Luego paso el tranvía ataviado de hormigas, un puente se abrió en la calzada junto a la vía las personas bajaron sonrientes y desnudas y las hormigas migraron al oeste más abrigadas. Muchas palomas volaban en el firmamento azul los niños las alimentaban de piedras rojas, y celestes el paseo se volvió monótono como el silencio. Se acercó la noche sedienta de historias y tiempo y aquella estaba fresquita tirada en la arena movida. Descendió un viento tempranero buscando basuras, se alejó con las hojas escritas de versos y sueños que nunca leímos, así fue esa tarde de invierno, sin la tregua del sol calentando el silencio del corazón que desgastado y frío en la plaza no vivía. Y nos fuimos s