La noche mas larga de medianoche

Nuestro mundo languidece, buscando el reflejo del viento que se enfurece en  su vital aliento de vida plena. Mundo de colores y pestañas abiertas, con eco y suspiros en sus ojos nublados, mundo febril y desnudo, disfrazado. Delirios inacabados, sentimientos idos. Visión de tiempo ligero... VACÍO Hombres sin esperanzas, sin sueños, nuestro mundo una perla radiante y pura ahora oscura y opaca, sin brillo ciudad perversa, lujuriosa, sin jardín, soledad floreciendo en las sombras. Rehenes en la intemperie del alma, siempre mudando un salto en vació desierto, alucinación que aspiramos en tinieblas, deseosos de encontrar su sabor en las calles. Nuestro mundo ha perdido su destino, y hoy se mece en un recinto sangrante en un selva perversa y lúgubre, esperando un tiempo mágico que los eleve a un futuro en sinfonía entre los seres que lo pueblan de tal manera, que no sea un futuro incierto. Alessandrini María del Rosario en un selva perversa y lúgubre, esperando un tiempo mágico q

Viajero de la tarde adormecido de silencio. Tu sombra se pierde entre vientos de fuego, llamas del alma, que la brisa acaricia fantaseando, no se quiere dormir la tarde. Con el cielo tan azul, celeste y puro sin nubes ni acuarelas desordenadas. El sueño vagando se desploma ebrio de ausencia, y tu alma pura se resguarda del huracán que estremece tu boca de besos. Tu cuerpo de hambre se desploma, en soledad. El viaje permanece sin que llegue la noche, para calmar tu sangre enamorada en ese frío interminable radiante  de estrellas... ALESSANDRINI  MARÍA DEL ROSARIO

Barco de múltiples funciones allí se va mi capitán bravío, parte a alta mar con mis besos, se lleva más de lo que quiere. Sé que al llegar habrá de esas que lo esperan para dar sus besos, ¡no me interesa!, cuando él se va mi pescador y amante de verdad esta aquí, y cumple su función. Quizás mejor que éste, que es mi marido, mi tiempo es valioso si él no lo sabe… me basta que lo sepa el que se queda, que me abraza, me ama, me da su corazón, su cuerpo, su alma y su compromiso. Es casado, pero ella se va también en el mismo barco y será lo que es, ellos se aman allí, nosotros aquí también. Somos aves de un mismo cielo, navegamos un mismo mar, pero nos engañamos. Será verdad tanta complicidad, ¡claro que sí! la vida te regala ilusiones luego te regalan montón de silencios y desazones, por ello, si tú no sabes ver, pues mira reconocerás que jamás fuisteis feliz. Ni respetado. El mundo no se paraliza por tus pecados, quizás el tiempo te castigue por ser así, pero no sufras, disfruta que

Sería posible encontrarte despierta, si la luz entrara por la ventana y al pasar iluminara tu rostro. Sería posible mirarte a la cara, decirte que afuera rugue el mar y adentro solo duerme una princesa. Sería posible hablarte de las estrellas que radiantes comentan tu infortunio. Sería posible hablar con la luna, si dejaras de  sonreírte  a la muerte. Si tu mirada no se entumeciera de miedo afuera la luz te daría un nuevo color. Sería posible cantar como una calandria, al viento amigo que espera lo llames, el desearía levantarte las polleras así tú podrías jugar con sus vuelos. Sería posible si escucharas mis ruegos, los ruegos de otros que te aman, si abandonaras este loquero de blanca espuma, de yerba mala... seria tú, la dueña la inspiradora de todo lo posible y hermoso. MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI.

  Vértigo íntimo   Reconozco la hora del tiempo que no ha llegado, pero suelta su lengua sonora cuando duermo. Es la música dislocada de fronteras aún vírgenes, es el cascabel que deletrea impartiendo ordenes entre multitudes. ¡Quizás los sueños regresan amordazados y sordos!, ¡quizás la lámpara de sus secretos está apagada!, y en el muelle el silencio es agonía. Hay brumas en los ojos, y en la boca un abismo, y   entre las notas destempladas de algún paisaje, una sinfonía sin colores, un retardo que sigue otro curso, y el tiempo se nutre con su esfera mirando espejo del presente. Susurros lleva el viento en su lomo de estrellas los pájaros hambrientos revolotean tensos mientras la nube loca los baña en su agonía, y decrecen los mares, y se funden los ríos. En la tierra se abre un disco repetido de huellas fulgurantes en el mundo nacido, no se cuecen habas si el fuego se ha extinguido ni se parten los cocos si en la isla hace frío. Hay un cielo cel

El cofre abierto lucia brillante, El secreto una luz encendía de un reino perdido De  un tiempo vencido. Una princesa unida al pasado bebía a su lado, la copa más dulce y fragante licor de la vida, sustento que alivia el dolor que calma la ausencia de tiempos lejanos, de  ecos y silencios. El hombre entendía que aquella silueta lejana volvía a sentirla presente, el sueño traído del mundo hoy tenia nostalgias pasadas, ¡su  princesa  no estaba bebiendo esa copa!, solo él oculto en su cofre veía... Ebrio  de soledad su tiempo perdido, buscando obtener más estrellas Para  ser el rey... Fue miseria. Hoy mira entre plantas silvestres su posesión Su  cofre es solo su gran ambición... Su  princesa, su amada...  Solo  lo dejo en su cofre de oro , su jaula y prisión sin  nada de amor. Descubre muy tarde que todo perdió, y cierra ese cofre donde ella fuera la más amada porque  ya no está él... En su corazón. ALESSANDRINI MARÍA DEL R

REPRODUCCIÓN La cola para tomar taxi era extensa, agobiante. Las personas estaban inquietas, malhumoradas, permanecían estudiándose unos a otros, muchos relataban su secretos sin temor alguno, se molestaban verbalmente. El caos de ese día se tornó triste e irascible por momentos. La lluvia golpeaba a los peatones que entraban rápidamente a refugiarse en el mismo lugar donde muchas personas esperaban para salir, el viento flotaba sobre el escenario dantesco del pobre recolector de basura. Lágrimas y momentos desagradables. Parecía un mercado de pulgas donde todos con todos, buscaban algo diferente para expresar su alegría o descontento. Allí estaba una parte de la vida juntando penas, y repartiendo aullidos. Paseándose con las personas que desesperaban por un coche de alquiler que otro le arrebatara instantes antes. El ruido infernal de los truenos dejaban oír solo aquello que se presentía con el oído de la percepción, muchos optaban por abrir su paragua y echarse andar en medio