La noche mas larga de medianoche

Vagabundo tu sueño me despierta mientras los míos se acurrucan inquietos balbucean felinas preguntas al compás del vértigo presente. No hay miradas ni flores servidas ni manteles que una mesa presenten los rincones se tornan furiosos cuando emergen del lago tus voces. Hay un rí o que pasa sembrando raíces un gorrión que descubre tus ojos mientras quiebra la noche el relámpago un suspiro percibe mi oído. Una señal que me habla de lobos de presencias que quieren herirme y sonríe la noche en mis sueños y es tu boca que besa mi cuerpo, son tus manos inquietas que toman las mías es tu cuerpo que rosa mi piel aturdida, y despierto fundida en tu orilla junto al fresco roció que abraza los cuerpos. Perlado de pasión y de frío…

Detrás de la lluvia tú figura azotada en lágrimas de cielo y sal. Invisible en las gotas estas manoteando aquella foto que nos muestra juntos besándonos. La penumbra enredada a tu cuerpo exhala luminosas nostalgias. Es un jinete envuelto entre luciérnagas, es un llamado del agua. Es amor que despierta asombrado añorando tus besos de roció y sol, de amapolas y lunas, de sueños estrellados, y bucaneros románticos horadando el mar.

INTENSA MELANCOLÍA Publicado por  maría del rosario  el febrero 15, 2013 a las 10:30am Ver blog Fue una tarde fría, intensamente triste. Pero aun así llego el cartero, traía en sus manos el elixir de la vida de aquel ser que solamente esperaba esa carta. Al verlo llegar sus ojos verdes tomaron el color del cielo, sus manos temblaban de emoción, vi que su cuerpo se rejuvenecía y su piel casi descolorida por el sufrimiento, mágicamente regresaba a la vida El hombre en su bicicleta parecía no querer descender de ella, desde lejos la miraba con recelo, como si tuviera miedo de entregarle la misiva, ella se deslizo de prisa para alcanzar su cuota de esperanza. Sus zapatos marrones de suela ya reseca por el tiempo le jugaron una mala pasada, desbordo su emoción, se apresuró mucho su debilidad le gano, y cayo sin que nadie pudiera hacer nada para impedirlo. El cartero descendió… puso sus dos enormes pies en la calle abrió su cartera y saco un sobre pequeño, desteñido,

En la penumbra se escarcha la ignorancia, se duerme el embrión sin nido, no hay luz que trasmita sentimientos ni pecho que amamante esperanzas, se nublan los caminos que quiso conocer, se difumina en el origen perdido con promesas absurdas e infelices, se trastorna la noción que da la vida. Hay apariencias de sutil encanto, nulo nada sabe si lo que tiene es de el o fruto de recompensas, dá divas interesadas, va creciendo así, sin control ni razón. El hombre quiere esa parte que ya tiene para obtener resultados concretos, aquellos, se van perdiendo sin comprender la maraña que es su cuna de oro.

Aquí estoy, clandestina y clamorosa no me veo, pero estoy en el mundo del silencio sagrado. Estoy en mi ritmo siempre con el corazón pleno de esperanza mirando pasar los días coloridos, y aquellos guijarros somnolientos. Estoy vibrando y anónima siempre al rojo, siempre pintando voces, sonidos y amaneceres. Estoy siempre amando al viento mientras fecundo en mis versos la lentitud de los días, de la brisa que suenan juntos en el río claro, en el olor de la tierra. Estoy aquí, mientras el mundo gira, estoy aquí soñando, con la mirada en alto con el espíritu amando…

No sé, pero hay formas ingratas palabras necias, no sé, pero se cuela en mi retina los paisajes desmedidos los atuendos escogidos, y siento ganas de soltar las alas desaparecer del instante. No sé, pero la noche se nutre de antinomias el cielo se viste de luciérnaga, y la justicia anda perdida como un peso sin valor. No sé, pero la avaricia, la envidia se desnudan los hombres mienten todo el día, y la verdad se ufana de seguir escondida. Ya llegue al final de tanto asco que la lástima, se nublo para llovizna el ojo se estropeo como la mente, y nada es más oscuro que el presente. Ya lo sé, la justicia no existe la verdad se durmió en su simiente, y todos morimos al llegar el tiempo, del descuido ingrato del aquel insecto.

Te fuiste sin mí. Escucho pasos de alguien que jamás volverá. En la sala el reloj cucú da las tres de la mañana, y aún los sueños despiertos no me dejan soñar. Después de varias horas, Tango ladra. Afuera el viento gime en los tablones que abandonados se destiñen, te busca mi nostalgia, que aprisionada se resiste a dejar de ser esa violeta azul que dibujabas en la arena dorada de mi mar. Estás cruzando el río, cruzando el puente, cautivo de tus miedos, y empobrecido de mí. Jamás tu puño golpeará la puerta que cruzaras aquella noche sin luz. En tus ojos vi, una catarata de sombras que no me pertenecían. Sí, te pedí… mis ilusiones, mi fe, mi verdad y mi amor… que te entregara, para hacerlo vivir en tu corazón. Así te fuiste, sin mí.