Un camino perdido entre juncos y caimanes, un sendero claro y bello que representaba tu lugar en el mundo. Cuando llegue desde mi casa a compartir contigo ese lugar, ni soñaba llegar sin calzado, casi desnuda arrastrándome, muerta de hambre totalmente deshidratada, y con un olor a chivo insoportable. Te vi en el relleno de tu choza con el torso desnudo, totalmente dorado por el sol, pude fijar mis ojos en los tuyos, ver tu iris crecer de deseo. Sin saber como actuar, casi arrastrándome como una víbora clame por ti nombrándote. Al escucharme viniste a mi encuentro zalamero, iracundo, me tomaste de la mano y fuiste elevándome como una bolsa de juncos secos y degradados, mi aliento flotaba en el viento casi no se podía respirar, me dijiste al oído. Amor todo lo soluciona el mar, y me arrastraste de los cabellos así a la playa, donde me tiraste a la arena. Con tu pie derecho me comenzaste a hacer rodar hasta llegar al agua, pude sentir el frio… fue como un choque, mi piel ardía, tod