Una noche redonda y desnuda de abril, se apareció tu sombra dislocada, hablándome de amor por sobre toda las cosas del mundo. Yo, que necesitaba de cariños y mimos, tome tus palabras abrazándome a ellas, así caminamos sendas y huellas deshicimos. La vida en esos tiempos de luna llena nos cubrió de bríos el corazón creyente. Esos mismos corazones se forjaron de fuerza, se unieron, se complacieron, de ser únicos, luego la historia se cerraría por falta de amor. Hoy el príncipe de la juventud se pregunta. ¿Qué fue lo que paso?, en medio de tantos conocimientos, olvidamos el primero que aprendimos. Sentimos que el tiempo se llevo los recuerdos, se llevo la juventud; el otoño hoy me trae, un pasaje de la vida que viaja en un túnel del ayer, donde miles de promesas siguen danzando, siguen allí, en la mente del príncipe que ahora es rey.