La noche mas larga de medianoche

Una nube azul partió sin rumbo detrás se fue también la brisa, el cielo se pobló de recuerdos, aquí frente a tu casa aún espero. No sé porque sigo buscándote si en tu corazón me marchite ya, no quieres seguir dándome amor, todo se perdió en la oscura pena. Mañana será un día cualquiera, ya no sentiré la voz de mi corazón el se quedo en la arena de tu mar, y sola estoy muriéndome sin ti. Adiós amor de mi vida, mis sueños se fueron tras de ti, mis penas son las mismas que ya conocieras ayer, hoy soy solo un témpano sin mar.

Las imágenes se cruzan dislocadas y aparecen entre azules brumas, la emoción que retumba al corazón, la pasión que se une en una canción. Se instalo la armonía en esta mañana, un ave canta en la copa del limonero, junto a sus flores blancas un jilguero reza, sonidos de la noche tormentosa en calma. El silencio se pasea al borde del murmullo, hay ojos resolviendo los colores que decantan, intenso el sol cae sobre el roció de los pastos, conmueven las imágenes de este cuadro. No hay reposo para las bellas mariposas que revolotean dejando su imprenta entre rosas, un ave esculpido entre malvones se inquieta, su pico se alarga hasta besar multicolores piedras. dócil la mañana se eterniza extasiada de belleza.

Te encontré impetuoso, ardiente tu boca de fuego desbordando amor. Te anhele como un almendro acariciado por el viento azul, como un sol naciente entre cristales de fuego de risa bravía. Me sedujo tu voz, tu aliento, tu pecho, tus manos, tus ojos. Te sentí vibrar junto a mi piel como una hoja ceca, roja y cruel. Me despedí sin sentirte llorar, sé que tus lagrimas derramadas se disolvieron sobre el polvo de tus huesos junto a las piedras.

Tras la tormenta purificado el aire entre miles de exóticas flores cuajadas de roció, una esperanza, que seduce de sueño al ruiseñor. Susurran los arboles al florecer, hojas que reflejan el amanecer, como esas aves fugaces que anidan sus vastas ramas con su pío, pío. Brillante el sol aroma los bosques, con sus reflejos que destilan pétalos de cielo, de nubes, de azul celeste, de blancos jazmines, de oro y plata. Naturaleza y cosmos se bañan en su luz, impaciente se detiene el hombre a ver la brisa que armoniosa se pasea feliz, entre ríos, mares, es la vida que palpita, con sus ojos dorados, titilando allá en lo alto.

Mi deseo es amarte, quedarme en tu recuerdo, que sepas que existí, arroparme con tus ojos y tu piel, apriétame, enlázame, en tus amorosos brazos, apasióname de amor, que la noche sea inolvidable, perpetua, toda nuestra intimidad de fuego, amémonos como jamás nadie nos amo, vivamos juntos ésta experiencia de amor.

La tinta se desvanece en el papel y se funden con la pluma. El aroma de las rosas que se pinta traslucida es una escena más de la vida que camina entre renglones, avenidas impregnadas de su sabia incontenible. que domina la escritura con su hilos tejidos de palabra amorosas, de poesía dormida entre juncos y glaciares. No hay reposo ni paradas, enjambres de letras se desplazan, vuelan como cometas, surcan los cielos y mares. . El viento con su brisa les regala la voz del tiempo amplificada, y se pierden entre suspiros como aves, como latidos. en el crepúsculo de la vida.

Tu voz, tu canto me consuela ave, tu alegría, que vuela sobre mi figura, sos un halcón soñador, tierno, aguerrido. Como la nube que te lleva a la montaña quiero volar así, entre tus alas y tu canto junto a tus plumas, con tus polluelos ocultos. Mecerme entre la bruma, en las alturas, vivir sin más tierra que las piedras grises, que el viento recorriendo libre la llanura. Entre la lluvia que moja los rincones de piedra, los pichones que piden su comida piando, con el sol más cerca y más tibio como abrigo. Quiero ser halcón sin dejar de sentir y soñar, quiero mi senda formada con olivos nutridos, de cielos, mares, quiero ser halcón sin dueño, dejando en los prados, un instante humano.

Entre la nada habita la esperanza, entre vaivenes de aguas claras, florecen primaveras ondulantes, sobre una lágrima eterna dilatada. Es que la sangre fluye acompasada, entre el eco de tu alma adormecida. Y las noches perpetúas giran cálidas, sabiendo a carmín y besos vírgenes, rodeándolas con ráfagas de ensueño, reconociendo ese ayer bajo ese cielo. Nunca rendirse, solo brillar como cristales, lo que fue se disolvió y espera enmudecido, ambos son dos para el recuerdo intenso, Solo queda la figura fugas para el ocaso,