La noche mas larga de medianoche

Un unicornio azul me regalo su don, cuando lo vi pasar desafiando el lugar el era fuerte, el era bello. Tenía en su cabeza un cuerno, que ostentaba al viento. el unicornio azul, dejo de ser azul cristalizo su piel… de rosa y de clavel, el me miro pasar, y con su rechinar, me mostró su perla de marfil… al sonreír cambie mi actitud, y me acerque, esperando… cuando cerca lo tuve, latió mi corazón con frenesí el era fuerte, el era un unicornio majestuoso, que al acariciarlo, se transformo en corcel. Y así…como una nube, subió al mismo cielo y me llevo en sus alas de papel y piel. Ahora es mío, nadie lo puede ver, solo su igual, y yo, en la cristalina nube junto al sol.

Temprano despierta aquel duende abrigado con su rostro de otoño, el resplandor humedece sus ojos al despertar de su sueño hermoso. Un susurro se cuela tras los cristales dibujando sonrisas en sus labios sensuales, es la cálida atmósfera que silenciosa aparca luego de estar dormida cae desvanecida. Sus ojos descubrieron temprano una alondra que jugueteando en la brisa su corazón acaricia, entre hermosas nubes se pasea la luna serena que coqueta le mira y comenta, sus versos de menta. MEDIANOCHE

Volar sin ruidos entre la bruma en el espacio que veo libre, volar sin miedos, sin olvidos, sentir el viaje como la espuma. Volar entre sueños y corazones en el murmullo de otras aves, saberme transportada al infinito sin roce quedando prendida del brillante horizonte que me espera, volar sin lágrimas con las alas extendidas, sin penas, con la vida latiendo. entre enjambres de abejas dulzonas. Creer en la belleza que mi corazón presiente, sentir el mundo a mis pies y cerca de mi alma. Volar sin fronteras prendida a la belleza confundida con la especie natural que cruza, de un momento a otro de sus plumajes. Volar hasta llegar al centro de universo sintiendo los colores, los minutos y las horas, entre costa y costa de cielo, y mar, la tierra ideal. MEDIANOCHE

Mí querido… Al callar los silencios te distingo, oigo tu voz, siento tus latidos con aroma de sueños distantes, eternos pero nuestros, este cielo que nos cubre en la lejanía, que se escurre como miel sobre mi cuerpo, y presiento que se derrama sobre el tuyo, en esta noche callada se filtra la humedad de nuestro ojos llorosos, y fluye ese ayer que batió a la soledad, a la cordura, entre vientos y mareas nos amamos, sin límites, sin importarnos nada más, que el sentir de nuestros cuerpos y esencia, adheridos en un mundo incomprensible, hoy te presiento allí, junto al pañuelo rojo que te llevaste aquella noche fatal, cuando al descubrirnos entrelazados te hirieron de muerte, sobre mi pecho aún siento el calor de tu sangre, las caricias de tus ojos implorándome que no te olvide, hoy aquí, estoy, mirando tu rostro bañado con luz de la luna, perdido entre Ángeles que te acompañan para mirarme, se estremece mi corazón, hoy, te siento muy dentro, como aquella primera vez cuando el amor nació a

Me cruzaste la cara con tu guante gris pareció salido del infierno, sentí tu alma caliente, cautiva de placer al llevar tu mano sobre mi cabello sentí tu desafiante agresión. Después, bajaste la pendiente, y dejaste que mi mente divagara sobre ausencias que dejabas, disfrutabas, vi que te perdías a lo lejos con tu corazón de piedra, marchabas sin quebrarte, sin caer, sin agitarte, libre de amenazas. Me sentí herida, traicionada, maltratada mi sangre tuvo un vuelco, de rabia y dolor sin saber que hacer, como olvidar ese momento frió, me hice un nudo, dentro de la piel para que no sangre. Quiero comprender tu gesto te juro tengo la intención, pero desde lejos, tu osadía fue brutal desde allí, me pedías tu guante gris. ©medianoche

Así llegue: Fue una tarde de grandes recuerdos. Mis padres se alegraron Que fuera una niña Y yo que me siento pura y niña A dios agradezco haber nacido Dios mío que me purificas Que en cada acto de mi vida Estas y desde lo mas alto, lo mas sublime Me inspiras me das la energía Para ser niña luego adolescente Después mujer amada Y lo más preciado me regalas Se madre Dios que me miras soy la misma Que derrama el agua del cántaro Para purificar el lugar que tu Has elegido para mí Gracias por darme tanto Gracias por ser mujer y madre, niña y pura y corresponder a tú llamado gracias por el agua bendita gracias por el amor que me das, Gracias...

El sueño turba tu alma celestial que cae abatida entre la niebla opaca sin nubes contraída por el frío grácil nocturno, oscuro esperando tu tiempo azul de viento y alba. El sueño con su rapsodia te amamanta te envuelve tejiéndote como un enjambre blanco o azulino, diáfana viajas pequeña el sueño dueño de tu llanto te cubre suave. Las ventanas redondas flotan y se prenden como caricaturas de un pincel mágico, etéreo qué forma arabescos de pestañas cristalinas hay una sirena de valles y lagunas de ensueños. Un montón de ojitos sonriente conversan pestañean al verte sola correr en tus sueños entre la fauna animal de tus córneas verdes de tus pupilas llenándose de recuerdos. Silueta de plata y cristal que aflora en el eco cuantas amalgamas suelta tu sudor de rosa tus alas de mariposa comparten el universo la noche de tu alma trasnochada secretos guarda.